Se encontró transformado en su cama en una horrible alimaña. Yacía sobre su espalda como una armadura, y si levantaba un poco la cabeza podía ver su vientre marrón, ligeramente abovedado y dividido por arcos en secciones rígidas. La ropa de cama apenas podía cubrirlo y parecía estar lista para deslizarse en cualquier momento. Sus muchas piernas, lastimosamente delgadas comparadas con